El día
de hoy esta helado y todo está en tonos grises, la lluvia cae poco a poco
llenando las calles del gran Santiago. La gente parece ir de un lado a otro a
toda prisa sin detenerse a respirar ni un solo segundo.
La
lluvia al caer parece polvo de diamantes entre la luces de los vehículos antes
de desaparecer en la uniformidad de la calle.
Cada
día me levanto a eso de las siete y dejo que el despertador suene hasta la
segunda alarma para darme ánimos de levantarme una vez más. Trabajo en un
puesto frío, sin nadie alrededor y a veces creo ver una cara conocida o a la
distancia una sonrisa amable.
Espero
con ansias cada día los buenos días de la gente que me hace feliz y aun que
ellos no lo sepan me alegran el día con tan solo verlos.
En la
intimidad de mi hogar suelo escribir en mi viejo diario los hechos más
relevantes del día, los que quisiera no olvidar.
A veces
suelo perderme por horas en alguna vieja canción vagando en los rincones de mi
mente intentando encontrar algo que perdí y aun no sé qué fue, pero siento que está
en algún lugar y espera ser encontrado, a veces creo poder escuchar su plegaria
entre el silencio cada noche.
Y
cuando el tiempo se distiende y se alarga más y más suelo deleitarme con una
vieja historia de amor. Esos films que te transportan al interior de ellos y
sin darte cuenta pasas a ser el personaje principal y las emociones son casi
palpables.
Mi
corazón parece detenerse si el final se acerca bajo toda la presión de no saber
qué pasará, si el siguiente acto los llevará a un final feliz o caerán algunas
lágrimas al saber que la espera no ha servido de nada.
He
visto algunas de estas películas más de un millón de veces intentando no
olvidar ni es más mínimo movimiento y conozco cada línea que vive y muere al
mismo tiempo. A veces pienso que la vida es como una película, deseamos con
tantas ansias saber el final y a veces es mejor no conocerlo ya que las
lágrimas podrían no ser de felicidad.
¿Pero
que es una vida sin sueños y sobre todo sin películas que nos transporte a
ellos con tanta intensidad? quizás el simple parpadeo de unos ojos nos
recuerden algo de nosotros mismos, y si tenemos más suerte a quien tanto
buscamos.
Colecciono
finales felices para recordar que los finales tristes existen pero no lo son
todo, y que por muy remota que sea la posibilidad esta existe.