Cris engel

Cris engel

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Coleccionista de finales felices.



El día de hoy esta helado y todo está en tonos grises, la lluvia cae poco a poco llenando las calles del gran Santiago. La gente parece ir de un lado a otro a toda prisa sin detenerse a respirar ni un solo segundo.

La lluvia al caer parece polvo de diamantes entre la luces de los vehículos antes de desaparecer en la uniformidad de la calle.

Cada día me levanto a eso de las siete y dejo que el despertador suene hasta la segunda alarma para darme ánimos de levantarme una vez más. Trabajo en un puesto frío, sin nadie alrededor y a veces creo ver una cara conocida o a la distancia una sonrisa amable.

Espero con ansias cada día los buenos días de la gente que me hace feliz y aun que ellos no lo sepan me alegran el día con tan solo verlos.

En la intimidad de mi hogar suelo escribir en mi viejo diario los hechos más relevantes del día, los que quisiera no olvidar.

A veces suelo perderme por horas en alguna vieja canción vagando en los rincones de mi mente intentando encontrar algo que perdí y aun no sé qué fue, pero siento que está en algún lugar y espera ser encontrado, a veces creo poder escuchar su plegaria entre el silencio cada noche.

Y cuando el tiempo se distiende y se alarga más y más suelo deleitarme con una vieja historia de amor. Esos films que te transportan al interior de ellos y sin darte cuenta pasas a ser el personaje principal y las emociones son casi palpables.

Mi corazón parece detenerse si el final se acerca bajo toda la presión de no saber qué pasará, si el siguiente acto los llevará a un final feliz o caerán algunas lágrimas al saber que la espera no ha servido de nada.

He visto algunas de estas películas más de un millón de veces intentando no olvidar ni es más mínimo movimiento y conozco cada línea que vive y muere al mismo tiempo. A veces pienso que la vida es como una película, deseamos con tantas ansias saber el final y a veces es mejor no conocerlo ya que las lágrimas podrían no ser de felicidad.

¿Pero que es una vida sin sueños y sobre todo sin películas que nos transporte a ellos con tanta intensidad? quizás el simple parpadeo de unos ojos nos recuerden algo de nosotros mismos, y si tenemos más suerte a quien tanto buscamos.

Colecciono finales felices para recordar que los finales tristes existen pero no lo son todo, y que por muy remota que sea la posibilidad esta existe.