En lo primero que pienso cuando
pienso en mi familia es en que están todos locos, si todos, pero esta es una
hermosa locura porque es mi familia. En mi familia somos muchos, somos todos
bien bipolares un rato andamos muertos de la risa, al otro rato con la media
cara y pobre del que nos hable por que le caen las penas del infierno.
En mi familia todos hablamos a
la misma vez y realmente no hablamos, gritamos porque tenemos unos pulmones de
campeonato y sabemos claramente cuando estamos enojados ya que subimos el tono
de voz y cualquiera que no nos conozca diría que la discusión es importante.
En verdad al ser tantos nos
cuesta organizarnos porque para hacer algo hay que compatibilizar con el
horario de cada uno de mis familiares y sería más fácil traer al
papa desde roma que lograr que mi familia este de acuerdo en algo.
Somos muchos, somos gritones y
ponemos más peros que aportes para las cosas. Pero en el fondo somos buenas
personas, complejas quizás pero buenas personas.
Aún recuerdo las
celebraciones para fechas importantes cuando era chico, me mandaban a poner
la mesa y era interminable ya que venía la familia, los tíos y los amigos.
Tenía que buscar sillas y muchas veces improvisar algunas por que no alcanzaban
para todos. Todo lo encabezaba mi abuela que es la cabeza de la familia,
pero el tiempo ha traído con sigo los años y estos no han pasado sin dejar sus
huellas. Los que antes eran chicos ahora son grandes y como es la ley de la
vida ya no les atrae el bullicio familiar y ahora hay más
puestos vacíos que llenos. Y qué decir de los malos entendidos que
nos han llevado a separarnos más. No falta el que se cree con derecho a
hablar u opinar del otro o dar consejo cuando en verdad su vida da más pena. En
un par de años en vez de familia vamos a parecer archipiélago unido por los
recuerdos, pero lejanos entre sí. Y el día que mi abuela nos
falte solo seremos personas con recuerdos en común.
Es triste ver como todo lo que
alguna vez conociste ya no está y no se le puede pedir a las generaciones
más jóvenes que arreglen lo que sus padres no tuvieron la fuerza para
reparar.
La vida cambia y lo que importa
deja de importar, pero bueno así es la vida y hay que
seguir poniéndole el hombro. Hay que agradecer que al menos tuvimos la
oportunidad de haber estado juntos y que un día fuimos todos felices
y descubrimos el significado de ser familia.
Quizás mi familia tiene
algo de cada familia, cada familia es hermosamente alocada, pero es algo por lo
que vale la pena pasar.