Cris engel

Cris engel

martes, 25 de agosto de 2015

Mi familia tiene algo de cada familia

En lo primero que pienso cuando pienso en mi familia es en que están todos locos, si todos, pero esta es una hermosa locura porque es mi familia. En mi familia somos muchos, somos todos bien bipolares un rato andamos muertos de la risa, al otro rato con la media cara y pobre del que nos hable por que le caen las penas del infierno.
En mi familia todos hablamos a la misma vez y realmente no hablamos, gritamos porque tenemos unos pulmones de campeonato y sabemos claramente cuando estamos enojados ya que subimos el tono de voz y cualquiera que no nos conozca diría que la discusión es importante.

En verdad al ser tantos nos cuesta organizarnos porque para hacer algo hay que compatibilizar con el horario de cada uno de mis familiares y sería más fácil traer al papa desde roma que lograr que mi familia este de acuerdo en algo.

Somos muchos, somos gritones y ponemos más peros que aportes para las cosas. Pero en el fondo somos buenas personas, complejas quizás pero buenas personas.

Aún recuerdo las celebraciones para fechas importantes cuando era chico, me mandaban a poner la mesa y era interminable ya que venía la familia, los tíos y los amigos. Tenía que buscar sillas y muchas veces improvisar algunas por que no alcanzaban para todos. Todo lo encabezaba mi  abuela que es la cabeza de la familia, pero el tiempo ha traído con sigo los años y estos no han pasado sin dejar sus huellas. Los que antes eran chicos ahora son grandes y como es la ley de la vida ya no les atrae el bullicio familiar y ahora hay más puestos vacíos que llenos. Y qué decir de los malos entendidos que nos han llevado a separarnos más. No falta el que se cree con derecho a hablar u opinar del otro o dar consejo cuando en verdad su vida da más pena. En un par de años en vez de familia vamos a parecer archipiélago unido por los recuerdos, pero lejanos entre sí. Y el día que mi abuela nos falte solo seremos personas con recuerdos en común.

Es triste ver como todo lo que alguna vez conociste ya no está y no se le puede pedir a las generaciones más jóvenes que arreglen lo que sus padres no tuvieron la fuerza para reparar.

La vida cambia y lo que importa deja de importar,  pero bueno así es la vida y hay que seguir poniéndole el hombro. Hay que agradecer que al menos tuvimos la oportunidad de haber estado juntos y que un día fuimos todos felices y descubrimos el significado de ser familia.

Quizás mi familia tiene algo de cada familia, cada familia es hermosamente alocada, pero es algo por lo que vale la pena pasar.

jueves, 20 de agosto de 2015

Como piedras sobre nuestros hombros


Primero que  todo debemos  definir que es  un error. Un error es  algo que  haces y  luego  te das  cuenta que fue una  gran estupidez  y  que  jamás  valió la  pena  ni siquiera  haberlo hecho.

Pero los  errores  son pesos que  cargamos a lo largo de nuestras  vida  sin descanso,  que nos  siguen a donde quiera que vayamos y  aunque  a veces los logremos apartar de  nuestras mentes por un  tiempo ellos  siempre encuentran la  forma de volver  a nosotros  y  atormentarnos una  vez más.

Cuantos de  nosotros  hemos querido  retroceder el  tiempo  y cambiar algo que hayamos  hecho. A veces  estos  pueden ser simplemente  una  palabra, una  elección  o  un acto. Pero  luego de que las cosas están hechas  es tan difícil retirarlas y  sobre  todo cambiarlas.

Los  errores son difíciles de perdonar y  muchas  veces  son hasta  difíciles de  contar,  de encontrar el perdón de los  otros y sobre  todo de  nosotros  mismos. Porque la principal razón por la  cual  los errores nos siguen es simplemente que no los logramos superar. No nos  perdonamos  a nosotros mismos y lo que viene cuando al  fin logramos  compartir  el peso es la  crítica, el  enjuiciamiento, las preguntas  y las decepciones. 

Todo el mundo cree que  tiene el derecho   a hablar de  ti  y  de criticarte. Jamás se  detienen a  preguntar si estás  bien o  cómo te  sientes,   y si  antes  teníamos amigos, familia o pareja   ahora  solo  tenemos   jueces. Personas  que nos  critican  y nos dan su punto de  vista juzgándonos  y  diciéndonos donde  nos equivocamos como  si eso  no lo  hubiésemos comprendido ya .

Creo que los  errores pesan como verdaderas  rocas  invisibles, pero las más  pesadas son las que jamás podrás remediar, errores que por  culpa de la rabia o  a veces del momento jamás  llegarás a pedir perdón o te  perdonarás a ti mismo.

Errores que  cargaras  día tras  día, sin saber que podría  haber  sido si las  decisiones  hubieran sido  otras. pero esas decisiones  nos  han  moldeado y  a través  del sufrimiento que nos  han causado,  nos   han  llevado a  ser  quienes  somos hoy.

Hay  tantas  cosas que me gustaría  cambiar. Errores chicos, medianos   y  grandes pero que conllevaron a llegar  a este  punto y nos dicen quienes somos

A veces duele más  mirar al pasado que al  futuro, el futuro  solo  nos  entrega la posibilidad de  hacer las  cosas  de mejor forma,  aunque al mismo  tiempo nos alerta de que  podríamos pasar por todo ese dolor otra  vez  y  seguir  cargando más piedras sobre nuestros hombros.

Con el tiempo comprenderemos que somos maestros de  nuestras  propias  vidas y  que perdonar a veces  puede  ser difícil, pero perdonarnos a nosotros  mismos   puede ser aún mucho peor.

Se me aprieta  el pecho al pensar en todo lo que no quisiera  recordar,  todo lo que  he hecho mal  y  que no puedo  remediar, todo lo que llevo que no puedo dejar atrás y que aun que logre  huir de quienes  me enjuician,  mi mayor  juez lo llevo siempre conmigo, ya que el más  severo de todos  al final siempre  soy yo.