Cris engel

Cris engel

lunes, 26 de abril de 2010

Decisiones, aciertos y consecuencias.


Las decisiones que tomamos son como una canción que se repite dentro de nuestras cabezas una y otra vez sin descanso, muchas veces nos arriesgamos sin pensar en lo que podría pasar más adelante.

Sé muy bien de que existe un dicho que dice “el que no se arriesga no cruza el río” pero realmente cruzar el río nos llevará a una buena decisión?

Lamentablemente las decisiones del ayer conforman el futuro, los minutos no son más que la abundancia o la carencia de una decisión mal o bien tomada en el ayer. De vez en cuando las cosas llegan por montones y la vida no se detiene para dejarte pensar y los instintos pueden engañarnos haciéndonos pensar de que el mejor compañero de viaje es el impuso y no la templanza de la tranquila exhalación.

Muchas veces mis propios impulsos me han hecho estar a las puertas de lo desconocido, y en ese momento se crea una delgada línea que separa el mañana del hoy pero realmente estamos seguros de que si atravesamos esa línea el mañana será mejor que el hoy.

Realmente lo que estamos a punto de atravesar vale la pena? Vale por el futuro pulgar el alma, porque no hay condena más amarga que cargar con los resentimientos y las culpas de una mala decisión, que se aferran a nosotros como un moribundo se aferra a la vida.

Mi profesor de “Creatividad” dice siempre en clases que hay que probar cosas nuevas y pagar las consecuencias, pero el precio puede ser muy alto ya que una decisión toma no solo nos involucra a nosotros como seres únicos, sino que engloba a una red social de familiares, amigos y otros a los cuales de manera directa o indirecta podría afectar.

Es increíble pensar de que esto pueda ser posible pero si lo llevamos a un nivel más micro y pensamos que el día de hoy tenías que comprar el pan para  la once y no lo compras la familia entera se quedara sin pan, quizás sea un ejemplo vano pero todos estamos dentro de esta cadena que se origina en las entrañas de lo intangible.

Decisiones, aciertos y consecuencias, cada paso que damos conlleva una repuesta positiva, quizás a veces es bueno arriesgarse o pensarlo dos veces, el dilema es complejo, la batalla se desata dentro de cada uno día a día, el aprendizaje nos es sencillo. Solo al final de la vida se pondrán en la balanza las penas y alegrías y llegaremos a una conclusión, finalmente sabremos si el dolor en el corazón valió la pena o el martirio será el ferviente deseo da cambiar lo que ya está hecho.