Cris engel

Cris engel

miércoles, 26 de octubre de 2016

Edad madura


El paso de los años puede pasar de muchas formas, a veces se posa en nuestra piel atenuando el cansancio de nuestro recorrido a través de esta vida, otras veces nos deja miedos que no son posible de ver a simple vista, pero si en nuestra alma. Como no mirar atrás y ver con nostalgia los años ya pasados, donde corríamos creyendo ser inmortales, fecundos por la vida que brotaba de nuestros sueños.

Es difícil notar que los años llegan mucho más rápidos de lo que creemos y de manera silenciosa causan destrozos en niveles que jamás imaginamos. Nuestra propia seguridad ya no es la misma y nuestro cuerpo ya no soporta lo que solía soportar.

Hoy abrí los ojos y vi a través de los ojos del tiempo, sus ojos mostraban el cansancio de la vida, pero su sonrisa aun mostraba ingenuidad y fe, aunque podía sentir la soledad de su alma, sus alas lastimadas le impedían volar.

Intento dar un paso, pero sus miedos lo sostenían al suelo, intento hablar, pero una pena negra le tapaba la boca. Busque en su interior caminos para llegar a su corazón y conocer que había en él. Al principio fue difícil encontrar un camino a través del mar de su mente así que decidí saltar a lo turbulento de su ser y mientras caía un soplo de fe que se niega a morir me condujo hasta su corazón.

Al llegar lo vi aferrado a un sueño que mantenía su espíritu vivo, rodeado por un prado de esperanza, sostuve sus manos y sentí sus miedos, miré en sus ojos y vi las huellas que dejó al pasar, le sonreí, nos abrazamos y se dejó caer junto a mí.

lunes, 17 de octubre de 2016

ladrón de corazones

Mi mente estaba distante, aunque mi cuerpo estaba presente anclado por el sonido de la música. Sin anuncio apareciste y sin más me pediste leer tu mano, no titubeé y tome tu mano, pero en el instante en que la sostuve mi corazón se aceleró y en tus manos vi mi vida como si fuera un reflejo de la tuya. En tus manos mi pulso se aceleró, no comprendí esa sensación que me embargo, pero parecía como si mis manos hubieran esperado por mucho sostener las tuyas.


Tus manos mostraban el duro paso de la vida, pero aun detrás de todo eso yo sentía el calor de la vida fluyendo hacia mí. Como una burla del destino tu mano había sido destinada a encontrar la mía, aunque fuera por un momento y luego debiera dejarla ir.

Intente mantener mi distancia, pero tus ojos no me dieron tregua, un extraño nerviosismo me recorrió al sostener la tuya, intente escapar tan lejos del mar de tu mirada, pero caí en tus labios, tu boca delicada como virtud inmaculada se opuso a mi fuga. Nunca me había sentido nervioso al leer los caminos de alguien, pero en los tuyos me perdí por un momento.

Me sonreíste en busca de respuestas, pero mi mente estaba en jaque y por un momento tomé valor y decidí ir por ellas. Haciendo mi mejor esfuerzo pregunte tu nombre y como si el destino se riera en mi cara escuche tu nombre y mi destino se selló.

Al sentir que mi juicio se nublaba intente huir, pero tu sonrisa me fue atrapando y mi peor miedo no fue que tu sonrisa me atrapara, si no que deseaba dejarme arrastrar por ella. Mi mente dijo “corre” una vez más, pero mi corazón dijo “no hay donde correr” y parecía que podías leer como me perdía en los cristales de tus ojos mientras tu sonrisa no me daba tregua para escapar.

Sabía que debía correr, pero mi cuerpo no se movía y tras cada segundo me perdía más y más en la eternidad de tu sonrisa y aun que intente fieramente mantener mi distancia el destino jugo sus cartas y en un baile nuestras manos se encontraron otra vez y aun que mis labios fueron lo suficientemente fuertes para resistir robaste mi corazón sin tregua.

Aunque no puedo dejar que sepas mi verdad y mis labios deseen los tuyos, debo ser fuerte y  no dejar que veas lo que dejaste en mí, al robar mi corazón.