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Las sombras de un pasado jamás dejan al sol brillar, aunque el alma enamorada intente olvidar que existen siempre estarán ahí. Como olvidar que siempre dije y pensé que podría estar sin estar, pero mientras más cerca estaba más deseaba estar ahí y más quería saber que podría llegar a ser al que miraras con ojos enamorados, al que abrazaras queriendo no dejar ir jamás y al que las palabras le dieran significado… camine por el fuego y mi cuerpo no se quemó, pero mi corazón se derritió entre tus dedos. Por más que luche no pude cumplir, porque me caí en la fuente del amor, perdí mis sentidos y mis ojos se segaron.
Poco a poco baje mis muros y te deje entrar y de pronto no habían muros ahí. Con tus manos encendiste el fuego en mi frió corazón, tu sonrisa encendió la luz en mis días grises y tus ojos se robaron todas las miradas de los míos.
Cada cosa que dijiste la conservo en lo más profundo de mi ser, ame la forma en que me mirabas como si quisieras que estuviera ahí por siempre, ame sin duda la forma que me hacías reír y las cosas que decías para hacerme sentir mejor cada vez que mis miedos volvían. Jamás pedí que revivieras mis huesos muertos del fondo de los infiernos pero tu bajaste del cielo y me cobijaste bajo tus alas y yo no pude evitar despertar aquel sentimiento que oculte tan profundo dentro de mi corazón, donde jamás nadie lo volviera a encontrar pero tu viste dentro de mí y te fue tan sencillo llegar a él.
Siempre supe que en algún momento te irías porque los ángeles no pertenecen a este mundo y los hombres no pertenecen al cielo.
Al fin que el tiempo paso, yo
volé en tus alas y aun que mi corazón se volvió a perder una vez que tú
emprendiste el vuelo hacia destinos desconocidos, lugares en los cuales mi alma
no estaría.
No cambiaria ni un solo día,
porque el tiempo que duro me sentí vivo y conocí el precio de vivir y ser feliz.
Y aunque jamás lo diré y haré lo posible por no dejarte ver mi verdad, una parte
de mí se quedó contigo y una parte de ti siempre estará aquí.
