Cris engel

Cris engel

miércoles, 6 de abril de 2011

para encontrarse hay que perderse.



Hay veces en la vida que para encontrarse hay que  perderse. Suena raro decirlo e incluso parece no tener sentido pero realmente lo tiene. Hay veces que hay que saltar al vacío, solo confiando en que no caerás, que de alguna forma flotaras por el aire con total seguridad.

Mientras más camino por la vida, más me doy cuenta de que las cosas no son lo que yo creía que eran. Es complejo, a simple vista podría pensarse que es el mismo vacío existencia de siempre. Pero qué pasa cuando no existe el vacío sino un camino difuso y lleno de complejidades difíciles de andar.

Como me gustaría volver a ser un niño, dejar de pensar. Creo que mientras más uno piensa más se confunde. Hay tantas cosas incompletas en mi vida que lo único que veo dentro de mí cuando observo detenidamente es un puzle incompleto, que de vez en cuando tiene más piezas de las que se necesitan para ser armado y otras veces tiene menos.
Nadie dijo que crecer era fácil, pero cada vez siento que es más complejo, más difícil.
El camino se tornó oscuro y camino con la fe de la mano. Pero es gracioso porque a veces creo que mi fe no encendería ni una chispa. Sin embargo siento que hay quienes rezan por mí como una plegaria que mantiene tibia mi alma y me aleja tanto como puede del dolor.

Pero hay caminos que no se pueden evitar caminar y destinos imposibles de sortear, a veces para encontrarse hay que perderse. Perderse en lo más profundo de la nada, donde la oscuridad es dueña de todo y la luz es solo un recuerdo olvidado.

Y aún sigo pensando y lo hago una y otra vez. Aunque ya no espero que lleguen las respuestas, las busco por mí mismo, pero la pregunta es qué tan profundo puedo llegar sin perderme, sin olvidar que existía antes de hoy.


Perderse jamás fue una palabra que augurara algo bueno en mi vocabulario, sin embargo hoy creo que a veces hay que perderse para volverse a encontrar.