Supongo que la inocencia a esta
altura de mi vida no es una virtud que posea o quizás sí, pero muchas veces la
experiencia desgasta algo tan puro como es la inocencia.
Supongo que no me pasa muy
seguido, que conozco a alguien que es de corazón inocente, con miedo de ver más
allá del mundo que se revela ante sus ojos, cuando las interrogantes parecen
ser grandes monstruos que lo sobrecogen de noche, cuando sus
pensamientos vuelan y el futuro se ve como una gran puerta a la distancia.
¿Cómo aventurarnos a ver el
mundo que no conocemos, sin olvidar la esencia de la pureza?, ¿cómo describir
el mundo que nos rodea? cuando lo ves a través de los ojos de un ser que
palpita al compás de la estrellas, bajo la clara luz de la luna mientras el
frío viento de la noche lo envuelve de emociones y sensaciones jamás
experimentadas.
Bajo mi experiencia, el camino
solo se abre cuando lo empezamos a recorrer, este puede llevarte a
senderos iluminados con la esencia de espíritus nobles, que brillan para
encender el mundo lleno de interrogantes, que se alza ante ti lleno de
pensamientos que nos llaman como el canto de una sirena, sin embargo jamás
podemos olvidar que aunque la luz brille siempre habrán senderos en los cuales
la luz será un susurro en el viento y tendremos que enfrentarnos a
nuestros demonios y prever nuestro bienestar al caminar por las sombras.
Pero el destino y sus hilos
siempre encuentran la forma de abrirse camino y llevarnos al puerto que nos
corresponde arribar, no importa lo pesadas que sean las olas, nuestro
barco siempre llegará.
Hay pequeños momentos que se
hacen grandes cuando los vives con un alma generosa y estos se llenan de un
sentimiento que sobrevivirá al tiempo y al espacio, que nos seguirán a
cualquier sendero que la conciencia viaje. Es como una caricia, que se
transforma en un beso y ese beso en pasión la cual viajará a la eternidad en
las alas del tiempo y volará tan alto que inundará el corazón de una sensación
especial cada vez que el pensamiento lo traiga a la mente.