En la vida debería bastar con quienes somos, sin embargo eso está lejos de ser cierto, más me atrevería a decir que se trata de una utopía... algo que la gente dice.
Siempre estamos obligados a ser
sombras de quien realmente somos, pero existe un momento donde debemos brillar
y ser nosotros mismos, evolucionar, transformar al ser que te da forma,
fortalecerlo, recoger las pisadas del infante, guardarlas dentro de los más
profundo de nuestro ser y enfrentar nuestros miedos para dar paso al siguiente
nivel.
Sin embargo hay una línea
delgada entre ser quienes somos y dejar de serlo, algo así como una perdida en
el momento de la evolución. Todo lo que nos conforma es la esencia de las cosas
que somos, lo que nos gusta y lo que no, nuestro miedos, lo que nos hace reír y
por lo que lloramos. Pocos se embarcan en esta travesía y muchos menos llegan a
buen puerto, quizás la tarea es encontrarnos para no perdernos.
Pararnos frente a la vida no es
fácil, es casi como pararse frente un precipicio del cual puedes caer con el
menor soplo del viento, pero un hombre no se hace en un día, pero siempre
existe un comienzo.
Paso a paso hay que seguir
caminando e intentar una y otra vez, quizás los miedos estarán ahí pero poco a
poco irán desapareciendo... en la vida me llevaré a la gente que vale la pena,
por las cual pelearé por que estaré seguro de que su valor se reflejará por sus
acciones y olvidare a quienes solo dolor e inseguridades ofrecen.