Ya he recorrido un largo camino
hasta aquí, y la verdad es que en mi viaje me he equivocado y deberé aprender a
vivir con mis decisiones y no es nada fácil, pero si para aprender a pararme en
frente del mundo y saber quien soy es necesario volver a cometer todos los
errores que he cometido, los volvería a cometer… bueno quizás lo pensaría un poco
más…
Ya sé quién soy y cuál es mi
camino, aunque a veces creo perder el norte y creo que nadie puede entenderme
realmente y eso es claro ya que para saber lo que siento deberían sentir a
través de mis venas y ver con mis ojos… pero eso no es posible.
Aún recuerdo cuando todo era más
simple, sin tanta complicación, sin tanta frivolidad. Cuando lo que era
realmente importante era “lo invisible a los ojos”.
Aunque aún quedan personas que
estarían dispuestas a recibir una bala por su ser amado y son capaces de
escuchar la música en el aire aun dentro del silencio, es esa música la que les
confirma que realmente aman a alguien. Ya hace tanto que no escucho esa música,
ya no hay nadie que me mueva el piso o que me haga sentir nervioso, supongo que
el pasar de un macho beta a un alfa tiene sus costos.
El macho alfa con suerte se da
tiempo para escuchar a su corazón, yo cada vez lo escucho menos. Sin embargo mi
viejo yo aún canta las agónicas canciones que me recuerdan que en la vida hay más
que una buena apariencia y que tener un millón de admiradoras.
No vale la pena si no puedes
amar ni a una solo de ellos, que triste… la historia de mi vida… aún enamorado
de una fantasma, de un imposible… confundido con los recuerdos, más se bien eso
ya no pertenece al presente y se debe quedar en el pasado como lo que es. Un
recuerdo, una posibilidad, un momento y nada más.
Envidio a un compañero quien es capaz de amar sin necesidad de ser correspondido, y sé que el sí recibiría un millón de balas por quien ama, y puede escuchar la música que deje de escuchar y podría renacer desde el abismo más oscuro con el solo susurro de la voz de la chica a quien el tanto quiere.
Supongo que tenemos varias cosas en común, más bien creo que todos hemos nacido para encontrarnos, complementarnos y aprender el uno del otro, no existe el insignificante somos parte de un todo, de un plan perfecto como hecho a mano… preciso y perfecto.
No ha sido fácil pero he aprendido a “caminar hacia el futuro” y no quedarme en el pasado, a llevar cosas conmigo que no quisiera olvidar. Pero a no estancarme y fluir como fluyen mis pensamientos confusos en una tímida hoja de papel o a través del ciber mundo que aun que no está ahí es parte de todos.