Enfermedades mentales y miedos
son algunas de las cosas que nos van dejando la gente que se cruzan en nuestras
vidas y muchas veces las que nos rodean. Es difícil levantarse pensando que por
una u otra razón nunca somos suficientes para los demás, hay estándares que no
cumplimos por las cosas que no tenemos o por lo que no hemos logrado aún. Y
nuestros logros parecen ser tan delgados para ellos que simplemente no los ven.
Qué difícil es ser quien no
puedes ser por más que te esfuerces, que difícil es sentir que necesitas muchas
cosas, no porque las desees realmente si no para acallar las voces de los
demás, las voces que te dicen lo que debes hacer o tener para poder hacerlos
sentirse orgullosos de ti.
A la vez que te invade el
pensamiento de que estúpido es tratar de llenar los zapatos que no fueron
hechos para ti. Que duro y cuánto pesa ese sentimiento de saber que vales por
lo que tienes y no por lo que eres y lo peor es saberte no satisfecho por no
satisfacer a los demás que están siempre esperando más, sin preguntarse qué es
lo que tú quieres o qué esperas de la vida o que cosas te hacen feliz, porque
al final lo que les importa es lo que tu lograrás, para ellos sentirse
satisfechos y seguros de algo que ni se han tomado la molestia de construir.
A veces solo quisiera ser yo y
dejar de pensar en lo que los demás esperan de mí. Creo que dejaría de sentir
esa carencia que me han impuesto llevar en los hombros y que al mismo tiempo
cargo por opción.
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