Cris engel

Cris engel

lunes, 11 de junio de 2018

El amante perfecto


Mi mente viaja hacia algún registro, hacia  una memoria que no quise olvidar, un momento en el que el mundo físico se conecta con el mundo mental en el fervor de  una caricia. Las  imágenes viajan a  toda  velocidad intentando escanear los recuerdos de una mente infinita.

Y entre mis recuerdos intento encontrar a ese alguien que fue capaz de despertar mi mente, mi cuerpo y  mi alma por una capsula  de tiempo.  Al buscar en mis recuerdos su imagen no es clara, es  difusa por que encontré sus ojos en diferentes miradas, su sonrisa en distintas  expresiones y  su toque en diferentes manos.

Y nos une un hilo invisible, una conexión que no se corta a través de las eras, no se somete al tiempo ni al espacio, no se domina por ninguna regla, sino por su propio dogma y sin importar cuanto lo pierda nos volvemos a encontrar una y otra vez,  porque nuestras almas se llaman.

Conocemos nuestros rincones más oscuros, nuestros demonios escondidos, nuestros miedos más profundos y no sentimos vergüenza, porque nos aceptamos en lo bueno y en lo malo y no intentamos hacernos cambiar, sabemos quiénes somos, sin máscaras y encontramos belleza aun en lugares de nuestra mente carentes de luz.

Quizás sea a quien más pierda en la vida, pero al mismo tiempo será con quien más perdure, en un plano que trasciende a lo físico, lo mental, lo emocional y lo espiritual, ya que lo cruza todo. Un sentimiento único, indefinible, sin clasificación pero más significativo que muchos otros que he sentido, porque no enjuicia, ni condiciona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario