Cris engel

Cris engel

lunes, 25 de junio de 2018

Mis Padres


A veces me miro y veo a mis padres justo en frente de mí. Mi papá dice que me parezco a mi mamá y mi mamá dice que me parezco a mi papá, pero ninguno me acepta como imagen de ellos, es como si les desagradara verse reflejados en mí, como si lo único que vieran en mí son sus defectos.


Quizás de alguna forma yo también temo convertirme en la peor versión de ellos y solo recoger sus defectos y errores y hacerlos quien soy. Cuando miro mis manos veo las manos de mi padre y me pregunto si terminaré forjando los mismos errores que cuestiono en él. De mi madre heredé esa ancla que nos ata al pasado y no nos deja avanzar, esa ancla que muchas veces no nos permite erradicar comportamientos arcaicos por pensamientos nuevos y más luminosos.


Pero yo soy su fruto, la exquisita combinación de sus esencias las cuales me dieron una base pero no me definen. Si bien yo tengo todo lo malo de ellos, también tengo todo lo bueno, ni mi padre ni mi madre son malas personas, tan solo son personas heridas por sus propias decisiones y las decisiones de otros, quizás también por la falta de madurez para enfrentar diferentes situaciones en la vida, pero quién no se equivoca cuando actúa desde la rabia, desde la culpa, desde el dolor o el miedo. A mí me ha costado mucho avanzar y crecer y aún sigo intentando ser consciente de mí mismo e intento perdonarme por todo lo que no he podido hacer bien, desde un error tonto hasta cuando pude haber herido a alguien por mi impulsividad o mi falta de tacto.
Pero como dije antes es difícil tomar las mejores decisiones cuando actúas desde el miedo, el dolor, la rabia, o la pena.


Mis padres se han equivocado mucho conmigo y yo con ellos pero aun así me alegra saber que lo son. Ellos no comprenden que yo los necesito aún a mi edad y lo sola que es la vida cuando no puedes comunicar lo que te duele o lo que hay en ti sin formar una discusión.

Mis papás aún creen que pienso como cuando tenía 16, sin darse cuenta de lo que hay en mí, del mundo interior que llevo dentro y quizás si pudieran ver cuánto hay dentro de mi podrían sentirse orgullosos de quien yo soy, en vez de causarles esa sensación del hijo cacho.

Yo soy fruto de sus decisiones, las cuales me llevaron por caminos que jamás pedí y que no puede elegir y que hoy después de tantos años aún tienen consecuencias con las cuáles vivir y las acepto, pero a veces es difícil no encajar en el puzle para el cual nací.


Ninguno quiere parecerse a mí, pero yo soy sus colores y su lienzo, yo tengo lo malo pero también lo bueno, mis herramientas son sus decisiones, aciertos y desaciertos con los cuales me tocó construir una vida agregando mi propia esencia, la que me hace único. Aún no puedo construir una casa con mis propias manos, pero al menos esta el esqueleto, quizás no es mucho para mi edad pero aún lo sigo intentando.


Intento darle forma a mi propio reflejo e ir moldeando quien soy de una mejor forma, una parte de mí ya dejo de intentar por que duele no conseguir nada, pero con eso viene la reconciliación de que las cosas son como son y libera el aceptarlas.


1 comentario:

  1. Para tu tranquilidad mental y espiritual....NO te pareces a ninguno de los dos.. creo que son tus tíos......tkm

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