No es fácil escribir sobre lo que nos duele, así que voy a la cocina, me
preparo un mojito e intento escribir. La
vida es como un mojito, agridulce, llena de cosas que pueden ser mil cosas y a
la misma vez nada, suave a causa del azúcar pero fuerte y embriagante por el
vodka en él.
La vida es un constante amanecer que en un punto u otro decae transformándose
en un atardecer escondido, creemos verlos a simple vista pero el sol a veces se
atenúa en nuestras caras y ni cuenta nos damos. A veces siento ese mismo
atardecer en mi piel a causa de las cosas que lastiman mi autoestima.
Supongo que siempre soñé con esa persona con la cual lo compartiría todo
y seriamos uno contra el mundo hasta que la vida se llevará nuestras fuerzas para
despedirnos de ella con una sonrisa.
Pero qué pasa cuando las cosas no son lo que soñábamos, sé que la
realidad es difícil, pero es triste ver como quien juraba estar ahí por siempre
y que yo sería lo más grande en el mundo comienza a ver a otros hombres, les
escribe en las sombras pensando que yo jamás sabré, sin saber que mis ojos se hicieron
para ver lo quiera o no.
Es triste como alguien que ni siquiera conoces se burla en tu cara y te
dice que a tu pololo le gustan peludos y que no puede mostrarte las
conversaciones porque se lo prometió, pero que mejor te veas las cartas (ya que
soy tarotista) que mal es que de pronto aparezca alguien y te diga que “no te
vean la cara” o que un tipo le mande a tu pololo un pantallazo de una conversación
en la cual él le escribe que donde está y el otro responde para que y él le
ponga para follar, es triste que cada cierto tiempo encuentres algo, quizás por
las heridas que deja en uno, en el autoestima y en el no poder hallarte al
verte al espejo y pensar que a quien tú quieres necesita otros porque simplemente
tú no eres suficiente.
Supongo que lo que más me molesta es la
falta de honestidad, ya que al conocerme me juro una lealtad que se disolvió
en el silencio de una herida que arde sin cesar, de esas que estrujan la mente
y la carcomen día a día, que matan la confianza y sacan lo peor de uno, la
inseguridad se sienta y da tonadas en el reloj de un futuro, donde quien hace
no ve lo que ha hecho, no recoge el peso y sobre todo no dimensiona porque se envuelve
en escusas de verdades a medias y de omisiones sin sentido.
Como me dijo un buen amigo, cuando no hay patrañas no encuentras nada porque
no se le da lugar a nada.
Y así se coleccionan los atardeceres escondidos, llenos de sol pero
rodeados por una larga y profunda noche, de las cosas que no hablamos, pero que
están ahí en el medio creando su propio ecosistema. De los mojitos que se
vuelven habituales intentando ver el mundo desde dentro del mismo, en donde
nadan mis pensamientos, intentando apartar la oscuridad de las profundidades de
la mente, de donde duele el silencio y la verdad se calla.
Así revuelvo el tiempo con una pajilla,
he intento mesclar los elementos y crear una verdad alternativa, de esas
de supermercado, de las que no duelen porque son artificiales y llenas de
colorantes, las cuales me alejan de mis atardeceres escondidos.
Bello blogger...pero es más triste mi querido Cris...estar con alguien que no te ama.saberlo y no hacer nada. No le pondré nombre a ese miserable acto porque sería ofensivo.... Si no te ama tu primero..no esperes que otro te ame....
ResponderEliminarEstás vivo. Actúa.que esperas...este mundo no es para tímidos y cobardes....la vida es una selva de muerda y debes salir de eso o serás una linda y decorativa planta en esa selva. Tkm